A las que quedaron en la punta
de la lengua reprimida
A las que en un suspiro
volaron con el viento
A las que se guardaron en las ansias
… en la ilusión
A las que un día fueron mordida
para no disparar como fusil
A las que se escondieron entre las sombras
demasiado tímidas para lucir
A las que fueron digna compañía
en la ausencia de un papel
A las que solo fueron risa
por sentir cosquillas en la piel
A las que le faltaron los oídos
para escuchar su sentir
A las que fueron nudo
grito ahogado
Y en su silencio
causaron aún más daño
A todas,
les pido perdón.
© Maricel Jiménez Peña (05/02/2010)