Jay Fonseca lo dijo los otros días en su Facebook: “el problema es que somos egoístas”. Creo que tenía razón. Realmente no hay más ninguna explicación para explicar por qué los puertorriqueños seguimos todos rompiendo las reglas. Es egoísmo; egoísmo e inmadurez.
La mayoría de las reglas y leyes están hechas para nuestro bienestar. Si, si, sabemos que hay algunas bien al garete, pero por ejemplo, las leyes de tránsito están hechas para nuestra seguridad. Debemos seguirlas. Pero parece que no lo hacen. Siguen saliendo noticias de atropellos a ciclistas. La gente anda en el carro bebiendo, comiendo, maquillándose, texteando, hablando por el celular, buscando música en la radio, buscando algo en el asiento de atrás… todo menos prestar atención a la calle.
Conductor, andas en un vehículo de motor que pesa miles de libras a velocidades no accesibles a la naturaleza. ¡Tienes que prestar atención! Tienes que seguir las reglas: poner la señal para cambiarte de carril, esperar detrás de la raya blanca en los semáforos, no bloquear intersecciones, dejar 3 pies de distancia para las bicis, parar en los pares, parar en las luces, ceder en el ceda, estacionarte correctamente, parar y responder en el caso de un accidente… ¿Por qué no lo hacen?
Egoísmo. “Es que tengo prisa.” “No pude desayunar.” “Hay que llegar maquillada.” “Es que tenía que llegar a casa.” “No me gusta esperar detrás de los ciclistas.” “No quiero ir a la cárcel.”
¡Tremendas excusas! Todas caen bajo la categoría de “yo”. Si pues así estamos todos. Todos tenemos prisa, queremos llegar bien puestos, nadie quiere pasar la borrachera en la barra, quieres llegar a tu casa. Si, ¿pero quién te dijo que tus necesidades iban primero? A veces tenemos que considerar a los demás. Es más, siempre debemos considerar a los demás. Así que es hora de que nos dejemos de la inmadurez y el egoísmo y de verdad sacar la cara por Puerto Rico.
La próxima vez que te montes en tu carro, ten paciencia y sigue las reglas. Luego pregúntate si los 5 minutos de diferencia en llegar realmente eran tan importantes.
