Perderte sería lo más triste
Una tragedia griega sin nombre
Una muerte sin asesino
Sería un vacío de mí
Perderte sería el octavo pecado
Un espacio vacante en la nostalgia
Una mirada daltónica al arcoíris
Una melancolía sin sabor a grama mojada
Un diario sin palabras
Perderte sería un jardín de barro
Frío y desolado
Un huerto despojado
Sería mi último intento
Un adiós a un conocido extraño
Perderte sería descubrir que ya no soy nada
Ni madre, ni hija, ni hermana
Perderte sería ser cuerpo sin alma
Un caparazón de aire
Un racimo de romero que no despierta mis entrañas
Perderte sería un llanto seco
Un moretón sin golpe
Un grito mudo de vidas pasadas
Perderte, sin duda, sería el fin de mi morada
Quédate
Recórreme los pasillos, las esquinas y las faldas
Quédate en mis primaveras y dibújame el mapa
Quédate en las flores, con enigmas, con errores salpicados de esperanzas
Quédate en el dulce terciopelo de cosquillas pasadas
Quédate, Mnemósine,
Que sin ti esto sería un cuento de hadas.
Copyrights © 2018 Maricel Jiménez Peña
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