A Pixie Piper le encantaban las aventuras. Las deseaba con cada poro de su piel. Desgraciadamente, el día en que nació sus padres se enfermaron con la clásica “preocupación” parental y la pobre Pixie no podía hacer nada sin que se preocuparan o se asustaran; una situación algo difícil para tener una aventura, así que se conformaba con los libros, las historias y las películas.
Hasta que un día recibe una visita de un señor mayor vestido con un traje peludo: ¡Su hada padrino! Él le promete llevársela a tener una gran aventura y hacer sus sueños realidad. Después de todo, eso es lo que hacen las hadas.
Pixie descubre que ella también es un hada y viaja al mundo de estas criaturas, pero lo que comienza como unas vacaciones en un lugar mágico, pronto se convierte en una misión para salvarse ella misma, a su madre, y la Isla de Dahna completa, de un par de hadas maléficas de invierno.
Sería un poco más fácil si Pixie lograra que sus alas funcionaran, pero rápido aprende que ser un hada no se trata solo de polvitos mágicos.