La Casa Deshabitada
La casa estaba trepada al tope de una cuesta. Aunque el anuncio prometía: “muchos cuartos, salas grandes, balcones y un patio gigante,” era enorme; mucho más de lo que me había imaginado. Consideré alejarme, no fuera a ser que me enamorara y no pudiera pagar la renta, pero ya estaba allí. No perdía nada con verla. Subí la cuesta…