romance

Me extendió la mano invitando y la tomé.  Su brazo, firme, agarró mi espalda y con el mío correspondí; dejando inclinar mi cuerpo hacia el suyo.  Del abrazo surgió un movimiento.  Lado a lado nos mecimos; un vaivén como las olas del mar.  Mis pies esperaban su intención, ansiosos.  ¿Cuándo?  ¿Qué?  Me ardía la curiosidad.  Sentí su pecho dirigirme.  Sutilmente…